Sobran las ideas y las buenas intenciones, lo que hace falta es ejecución efectiva, rendición de cuentas y consecuencias cuando se falle.
Aquí cualquier pelagatos dirige una agencia y nadie le exige nada más que visitar a Rubén Sánchez de vez en cuando y no parecer subnormal.
El problema no es falta de imaginación ni maldad (en muchos casos), el problema es incompetencia.
«Nunca atribuyas a la maldad lo que se explica adecuadamente por la estupidez»